PAPEL COMETA

En septiembre de 2005 publiqué Tiros al aire. Estaba desempleado y decidí trabajar de cuenta propia vendiendo mis poemas. Conseguí un préstamo y mandé a imprimir mil ejemplares. No era mucho el dinero y por eso se harían con carátula de cartulina y papel barato.  Cuando estuvo terminado, recogí un paquete con los primeros cien, guardé noventa en la casa y salí con diez para la Universidad de Antioquia. No paraba de mirar el libro, me parecía demasiado frágil, estaba emocionado pero un poco triste. Como quien levanta un niño recién nacido lo ofrecí al primer amigo que encontré, a René un estudiante de derecho, quién después de leer un par de textos, desbordado de emoción me compró el libro, me abrazó y me inundó de fuerza y de alegría.
Después de eso otros amigos llegaron y además de comprarme se ofrecieron a venderlo en sus espacios sociales y políticos, yo estuve todo ese año y parte del siguiente presentando Tiros al aire en universidades, sindicatos, bares y espacios culturales, y viviendo, literalmente, de lo que podía conseguir con Tiros al aire.
Al principio controlaba su destino porque sabía en qué sitios o espacios se había vendido, pero como era de esperarse, el libro tomó vuelo a cuenta propia. Supe que ya había ejemplares en España, en Francia, en Canadá, en Argentina y en Cuba y en ciudades como Manizales, Bogotá y Caquetá, además que en algunas bibliotecas públicas y también en cárceles.

Muchas anécdotas he acumulado desde entonces, pero hay algunas que tengo tatuadas en los tendones y en los huesos.

Un día recibí una llamada de uno de los integrantes del grupo musical Pasajeros, era Roland Higuita, quien desde el exilio me agradecía haber escrito el libro. Después supe que lo leyó en Bellavista.  Otro día recibí una carta del poeta Mario Velásquez Posada, la que adjunto y que me ha servido para escribir y tomar fuerzas cada que siento que la poesía no es mi lado fuerte en las artes.


Pero lo que ocurrió con Papel cometa es lo que más me conmueve porque se ha convertido en una especie de deuda con la vida, con la poesía y con la literatura.

A finales de 2006, desde la cárcel de máxima seguridad del Barne, en Tunja, Boyacá, me llegó comunicación de un grupo de reclusos que compartían un espacio de fuga literario y que estaban muy alegres de tener el libro. Compartimos algunas cartas hasta que se rompió el hilo comunicativo, pero después me llegó Papel Cometa, un manuscrito con una colección de cuentos de James Cardona, y fue lo último que supe de él.   
Desde entonces he conservado el texto, sin saber qué hacer.

Hoy he decidido compartir las primeras cartas de Jorge Linares, Juan Carlos Pinto y James Cardona, así como Papel Cometa, porque no puedo dejar encarceladas por más tiempo las palabras de seres humanos que saben muy bien lo que significa la palabra libertad.
                                                                                                      Fernando Moncada.
                                                                                                      Medellín, octubre de 2015


    
Noviembre /06 de 2006
Tunja - Boyacá - "El Barne"
Yo iba vestido de poeta, de riguroso luto,
Luto por nadie, por la lluvia,
Por el dolor universal.
                                   Pablo Neruda.


Amigo Fernando, resulta inmensa la fuerza del amor y la palabra contenidas en su trabajo “tiros al aire”;  sepa que lo hemos vivido al máximo, hablo en plural, porque no sé si usted sepa, pero, acá hemos creado un pequeño espacio de fuga al que denominamos como “taller literario, LA PLUMA DEL ANGEL”;  en él “Tiros al aire” ha sido herramienta de trabajo desde que llegó a mis manos, debo agradecer por permitirme volar con sus alas y resistir con su fuerza; además déjeme contar que gracias a usted y su derrame literario, he emprendido un nuevo trabajo al que he titulado “PAPEL COMETA”, con este, pretendo realizar una apología a la resistencia del amor y los sueños contra el olvido del encierro, espero algún día compartir con usted este nuevo trabajo al igual que los anteriores; desde ya le anticipo que no son gran cosa ante los ojos de un literato o un lector exquisito, pero en esencia son y han sido mi forma de resistir en el cautiverio.  Quisiera saber si de su parte existe alguna objeción en cuanto  a la utilización de su idea en el título del trabajo que ya adquirió vida.
Con el ánimo de no perturbar sus labores y deseando tejer nuevos espacios de comunicación con usted al tiempo que le deseo éxitos y bienestar en medio de las dificultades y dolores de la vida.
De usted, fraternalmente.
Con un abrazo de la vida, los sueños y las pesadillas.
Un amigo cómplice más.

James.

Noviembre 26 de 2006
Tunja – Boyacá   “El Barne”

Respetado señor,

Cuando supe que tenía la oportunidad de expresar mis agradecimientos por este medio, lo hice con agrado.  Pues es la única manera, por ahora, de hacerlo.
Tengo 29 años,  los últimos cinco los he dedicado a estudiar gramática, de forma autodidacta.  A través de la lectura me he acercado tímidamente a ese hermoso y libertario oficio de la escritura.  Estoy tratando de escribir.
En ese empírico y casual arribo a la literatura, me he encontrado con personas que han influido generosamente con sus letras.  Usted ya es de ellos, sus poemas van cargados de realidad, dejan espacio a la imaginación y reflexión, y creo que tiene una muy buena dosis de filantropía.

Augurándole los mayores éxitos con sus palabras,
Respetuosamente,
Jorge Linares.



Noviembre 26 de 2006
Tunja - Boyacá - "El Barne"

Luis Fernando:
Nos gusta vivir con libertad, escoger nuestros pasatiempos, ir con quienes nos gusta o deseamos hacer lo que queremos, pero la vida con sus sorpresas, rompe nuestros planes: un accidente, una enfermedad o muerte de un familiar, un problema económico o un canazo como el que estoy pagando, nos impiden el vuelo y tal vez nos dejan sensación de frustración, de fracaso al no poder acariciar nuestros sueños.
Las sorpresas de la vida son muchas, nos hacemos la ilusión de que todo marcha bajo control y de repente lo inesperado surge y quedamos sumidos en la angustia, como paralizados, sin saber qué hacer, “como el bobo que se robó el tren”.   Definitivamente estos problemas nos enseñan a valorar más la vida,  un problema económico pone a prueba nuestra capacidad de superación.  No siempre es fácil descubrir lo bueno que se esconde en los avatares  de la vida, pero yo tuve la grandiosa oportunidad de descubrir a Dios.
Luis Fernando, permítame ser su amigo, de entrada tengo que decir que el sombrero ya me lo quité, Tiros al aire despertó en mí, mucho más interés por mi vida.  Los cuentos de María, me ayudaron a jugar más con la imaginación.  Usted entró a formar parte de mis adentros, de mis pensamientos, pues, no soy el escritor constante, hasta hace poco lo intento ser.  Es grato para mi poder escribir estas palabras sinceras y reales de lo que en la actualidad soy, un preso como todos los que llenamos estos cajones vacíos, pero llenos de amor; algunos afortunadamente tenemos ese don tan grande que dios nos da, la alegría que es como dios, está las 24 horas presente pero no la vemos. Cogiéndonos de la mano de Dios empezamos a verla, además a disfrutarla.
Tengo la certeza  que el escribir nos hace más sensibles y esa sensibilidad nos hace más tolerantes y esa tolerancia nos transforma en mejores seres humanos.
Luis Fernando, mi problema fue con el tránsito de Bogotá, con unos cupos de vehículos tipo taxi y estoy por estafa, concierto y falsedad.  Si tuve problemas pero no todo lo que me montaron.  Cuando joven jugué futbol,  lo hice a nivel profesional, con el independiente Santa Fè, luego me dediqué a los negocios lícitos de vehículos, pero como te escribí al inicio, vamos en un vuelo  que en cualquier momento se cae.

Lucho,  cada vez más confianza, tengo 50 años y una familia muy hermosa, mi esposa, Laila mi hija de 26 años y Jhon de 22.

Bueno hermano, estoy muy agradecido con dios y con James.

Luis Fernando Moncada Ospina, Dios lo bendiga, en unión de su familia.  Que dios quiera o permita que usted siempre esté hambriento por escribir y te llene de ideas.

Ah¡  soy católico.

Juan Carlos Pinto               Jhon Pinto.


Después no volví a saber nada del grupo, perdimos contacto. Quien llevaba y traía las cartas no volvió.  De James nunca más se volvió a saber nada, me contaron que había salido de la cárcel y estaba desaparecido.

Sinembargo, James, antes de desaparecer, me envió este manuscrito:

  PAPEL COMETA
 James Cardona

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