Amor, hagamos luto hoy,
hablemos con el oscuro de los ojos,
ayunemos, bebamos sólo agua.
dejemos que se vaya el día
ignorando las sombras abrazadas.
No juguemos hoy a las caricias
pongamos la bandera a media asta
y cuando la bóveda celeste caiga
imaginemos un sonido de trompeta
y visualicémonos en romería
por cada rincón del continente
donde el ángel implacable del final
reclama rituales funerarios.
Permitamos que entre la tristeza,
ese flechazo profundo y contundente,
esa ráfaga de hielo lacerante,
y abracémonos fuerte, mucho
como se abrazan dos palabras
para formar un dolorondo.
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