amantes

Reinventaron el azul y lo pusieron redondo en el cielo para renovar el universo, coleccionaron esdrújulas con alfabetos de silencio para llegar a los rincones musicales donde no alcanzaba el beso. Hicieron de las pieles vestidos transparentes para desafiar el frio y encontraron los caminos que llevan a la pulpa de las uvas por donde viaja la punta de la lengua apurando primaveras. Descubrieron el origen de la miel y la dejaron que corriera por el cuerpo hasta el rectangular océano de sàbanas. Comprendieron la convulsiva mutación de aire en destellos y truenos que causa el abrazo de las nubes y fueron los inventores del rocìo a plena media luna. Repitieron la danza en ritmos de tambor, de flauta, de guitarra, de pàjaros, de estrellas, de ballenas, y de cada una de las especies sonoras de los reinos y después habitaron otros mundos para encontrar nuevos sonidos y colores. Se encontraron.

Caminaron por las venas de las hojas que tienen los naranjos, saltaron entre pètalos y desendieron por las escaleras de las ramas, por los tallos. Resbalaron alegres por el sendero lubricado de la oruga y acompañaron la procesión proletaria de la hormiga. Viajaron en abejas por todos los verdes y los amarillos y cruzaron arcoiris hasta llegar al jardín de las bifloras, de las astromelias, las siemprevivas, las margaritas y los tulipanes; se quedaron descansando en las orquídeas y se dejaron dormir en los laureles. Se amaron.