martes, 3 de enero de 2012

cocorazón




Mañana voy a volver a Támesis
a comer coco en las escalas de la plaza.

Allí la poesía se hace comiendo coco y penando.

El saborcito cae y la montaña
ese iceberg bajo la superficie del cielo
mira y espera.

El poema resbala rumiando nubes
y el sol se dispersa en todos los colores
hasta morir en el naranja.

El placer más barato del parque
es el coco y el mango.
y como mucho coco como
mucho coco compro.

Y masticando la iglesia me mira y me absuelve
y la cordillera canta y ondea tres banderas de plata
blancas como el coco.

En Támesis todo es un poema,
mi hermana por ejemplo hace halados de coco y frutas
y cuando llego me da todos los de coco con cariño
y sonrisa.
Mi hermana hace poesía y mi madre y mi otra hermana
y mi padre el obrero.

De solo pensar en ellos se me condensa el alma
y como cuando exprimo el coco con los dientes
una lechita dulce me almibara el corazón.




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