Dejar el cigarrillo es muy complicado,
hay que permitirle que se vaya solo,
Dejar, si acaso, es
un pluscuanperfecto,
una intención, un defecto del presente,
verbo que no puede
comprenderse a sí mismo,
que sólo se objetiva en quien recae,
como dice mi amiga Alodia del estado civil:
que falta un ítem, que debe estar al lado
de casada, divorciada, soltera o viuda,
que necesita el quinto:
dejada.
Vos y yo nos conocimos fumando,
nos enamoramos fumando,
hicimos el amor
fumando,
soñamos el futuro en elipses,
vivimos juntos… nos fumamos.
Y ya vez lo que pasó, cuando dejamos el tabaco,
nos llenamos de estrés y nos volvimos otros,
nos hacíamos cenizas en cada discusión
y de la vida nos quedó apenas la colilla.
Ahora fumamos el doble mientras recordamos,
que por dejar la nicotina, el alquitrán y otros venenos,
resultamos dejándonos nosotros.
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