Hace rato no pasaba por aquí,
Me cuesta a veces la escritura
la impersonalidad de la palabra.
Un blog es una puerta abierta
en la mitad del universo
y uno viaja hacía
ninguna parte
y de la nada llegan gentes
y hay abrazos y palabras que no existen.
Nada más imaginario que este mundo
y nada más real que estos encuentros.
Por eso la poesía asusta tanto
porque sale disparada en el instante
como si el teclado
fuera más certero que la metralleta
que tenía en su tiempo Roque Dalton.
¿Qué dirías Roque si estuvieras...
si no te hubieran eliminado de la vida;
si de un pueblito te dijeran que te leen?
o si encontraras huellas de lectores en Alaska,
en Rusia, en Alemania y en Australia.
Ah… si pudiera preguntarte
a vuelta de segundos en un texto
¿cómo se siente escribir atrincherado?
sabiendo que es posible que el poema
se quede sepultado en el papel
disuelto con la sangre y el sudor.
Ahora el lector es un pequeño Dios
que puede saltar en un segundo
del Salvador a Chile,
de Australia hasta Colombia.
Mientras el escritor esta enjaulado
en un cuarto pequeño
con una puerta al universo
que es virtual, que es falsa,
por donde puede disparar ideas,
creyendo a veces romántico e iluso
que son balas insurrectas.
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