miércoles, 7 de mayo de 2014

MURALLAS SOCIALISTAS

Ya no se si son los años
que se van metiendo por los huesos,
o si es pereza aderezada por el miedo,
ese miedo cultural que trajeron
los nuevos habitantes del planeta.
Pero lo más revolucionario que hago
es dejarme la barba y el cabello largo.

Este país, nido de víboras para el mercado,
nos hace creer que la poesía es describir momentos
almidonados con azúcar de colores,
como ese rojo dulce de los anarquistas
que en últimas no sabe a nada.

Los años se me fueron viendo desfilar
por los festivales-pasarelas de poesía
encopetados príncipes de letras
con voz engominada y solemne
vendiendo caro el derecho a protestar

Unos organizando festivales para ser invitados,
y otros patrocinando premios para ser premiados.
En una orgía de escorpiones pavorosa
que aprendió la técnica de acomodar palabras.

Pero hay que abonar que supieron aplastarnos,
que nos pusieron en el sitio del pamfleto,
que nos nombraron como resentidos,
y sobre todo
que formaron lectores iguales,
que hicieron escuelas modernas
con puertas y ventanas europeas.

Ya viejo uno se ríe
y hasta piensa en escribirle al desasosiego,
a esas futilidades humanas y filosóficas
que se ocurren en las sillas acolchonadas
y en las mecedoras con gato,
donde se acaricia el tiempo.
sin afán, como si nada.

En mi caso ganaron sinvergüenzas.

Pero ayer que empezó mayo
vi unos estudiantes

escribiendo poemas en los muros.


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