domingo, 22 de junio de 2014

AMORTAJADOS

A veces, después de la fatiga
que nos queda del orgasmo,
tendidos en la cama y desnudos
como muertos en batalla.

Imagino que llega la fatalidad
y me atraviesa con su hacha,
y que me voy yendo tranquilo
siguiendo la ruta de su dedo,
ese dedo de mármol y de ángel
que ordena silencio inexorable.

Pero te miro más allá de mi respiro,
un poco frágil, un poco feliz, un poco ida,
como una flor hecha de melancolía
tan a la medida de mi cuerpo,
tan al acople de mi alma
que siento nacer clepsidras en los ojos.

Y en ese segundo que tiene un parpadeo
para llenar el cauce natural de la mejilla,
descubro que el amor es aferrarse a seguir vivo
para verte sonreír un poco más
para saberte conmigo otro momento.
para morir con vos de tanto en tanto.

Convirtiéndome en tu muerte,

convirtiéndote en mi muerte.

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