¿Y quien dijo que estábamos hechos para el abandono?
ni siquiera el Buda que eligió el silencio y el camino
o el Cristo que fue abandonado por el padre
que además de todo era Dios.
Estamos hechos de piel y de palabras
dos materiales que atraen a los otros
que crecen en unión y en simetría.
Somos espejos en cristal que sangra,
frutas iguales de la misma rama
del mismo árbol de la misma huerta.
La orfandad es también la cuerda que nos une.
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