domingo, 5 de marzo de 2017

Juan Lanas


Muy de vez en cuando la vida de los pueblos es sorprendida con personas espontáneas, tanto que sin proponérselo, estos personajes transforman la historia y construyen la memoria colectiva. Seres humildes que posiblemente nunca supieron de su existencia memorable. De don Juan Muñoz se cuentan tantas historias  que tendré que hacer una zaga recordándolo.  Le decían Juan lanas porque arreglaba radios, radiolas y vitrolas, entre otros utensilios de lujo de la primera mitad del siglo XX, y no entraba en detalles sobre sus reparaciones, cuando un cliente después de recibir su artículo reparado, le preguntaba: ¿Don Juan? ¿Qué tenía el radio? El sonriendo respondía: ¡Una lanita¡.  ¡Una lanita¡. 

Sin embargo, lo que hizo memorable a Juan lanas fue el hecho de haber creado, solo, la primera emisora de radio de Támesis y por eso para muchos, Juan lanas inventó la radio.  La llamó Ondas del San Antonio. Tenía un alcance de 100 metros a la redonda, mejor dicho cubría el marco de la plaza, pero Juan lanas era tan optimista que empezaba su transmisión diciendo con énfasis “Buenos días América”.

Luego logró aumentar potencia y la señal llegaba a toda la cabecera municipal e incluso a veredas y corregimientos, y a veces se desbordaba tanto que le reportaban sintonía del departamento de Caldas. La emisora se apoderaba de todo el dial, y se le montaba a las frecuencias donde tradicionalmente estaban radio Sutatenza,  Todelar  y  radio Santa Bárbara, y hay quien dice que Ondas del San Antonio entraba hasta en las neveras, que esa si estaba en todas partes.

Como trabajaba solo, para hacer sus salidas contaba con el tiempo que durara un LP, más o menos media hora. El andaba con un transistor pequeño con el que comprobaba señal. Uno veía a don Juan tomando tinto en el parque y súbitamente salir corriendo rumbo al cuartico de alquiler en el que vivía y tenía la emisora, y podía apostar, sin riesgo a equivocarse, que el afán de Juan lanas, era porque había puesto un LP rayado en la consola.

Uno de sus anunciantes era don Jesús Arbeláez, quien tenía un almacén de zapatos en toda la plaza, al lado del almacencito de don Héctor Abad, el papá de Héctor Abad el médico humanista y el abuelito de Héctor Abad, el escritor. Total que los anuncios eran los siguientes:

Se avisa a toda la comunidad que al almacén la REBAJA  acaba de llegar un lote  de chanclas para mujeres plásticas y otro de zapatos para hombres de cuero negro. Aprovechen antes de que se agoten.

Y así también, es memorable, el siguiente anuncio:
Se avisa a la comunidad que se acaba de perder una marrana negra con un lunar blanco en el hoyo. Hay recompensa para el que la encuentre. Valga decir que El Hoyo es un sector que queda a dos cuadras de la plaza principal.

Y no se sabe si es verdad o exageración popular, pero dicen que perdió la pauta de la parroquia, a la que le transmitía los rosarios y las misas, por haber evidenciado su poca formación cristiana, con este anuncio;

Atención, atención, comunidad tamesina.  Dueños de chécheres  dejados en la emisora. Me debo trastear y no pienso cargar con cosas que no son mías y que me ocupan mucho espacio, para más señas: siete radios tubulares que no tenían arreglo, una máquina de escribir a la que le falta la ÑI y un cristo marca INRI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

.......