He publicado un primer libro de lo que han representado varios años de investigación sobre la narración oral y en específico sobre la oralidad.
La oralidad en escena, publicado
el 22 de mayo de 2021 desde la Editorial La Butaca –la editorial de los
cuenteros- es un libro que propone un primer concepto de arte oral partiendo de
una definición de oralidad en la que todos los caminos conducen a reivindicar y
revalorar la teoría de la NOE, una teoría mirada de reojo por el movimiento de
cuenteria y que merece ser tomada en serio, así como el gran aporte a la humanidad que ha hecho Francisco Garzón
Céspedes. Sin embargo, este libro no es una apología de la NOE sino que es una
puesta en orden del discurso para reconocer, comprender y poder ver a la
narración oral como una forma artística diferente a las otras y por lo tanto
igual de importante y necearía.
Este cuento podría resumir mi
libro:
Los amores de Liliana
En 1970, en un país imaginario ocurrió este cuento:
Coincidieron Mateo, Alberto, Liliana, Edwin y Sofía, todos de 8 años y de condiciones excepcionales. Mateo era capaz de dibujar y manejar el color tan acertadamente que logró retratar toda su historia familiar en hojas de papel y en lienzos, Alberto era un mago para la guitarra, nadie le había enseñado y componía canciones, parecía que su alma estaba hecha de ritmos, Liliana conversaba todo el tiempo, creaba y sabía contar mejor que muchos adultos lo que ocurría o había ocurrido y tenía tanta gracia que encantaba cuando hablaba, Sofía, aunque silenciosa, lograba inventar planetas y universos e igual que Liliana describía todo pero con palabras escritas en su diario, y a Edwin nadie lo igualaba para imitar y representar momentos caracterizando cada detalle, podía hacer de tío, o de abuela o de ministro con sólo un cambio de sombrero y subvertía con tanta facilidad la realidad que creaba mundos.
Como era de esperar cada uno desarrolló su arte, Mateo fue pintor, Alberto músico, Sofía escritora y Edwin actor, pero Liliana no fue artista, se graduó en ciencias humanas. –Es que ella no quería ser ni actriz, ni escritora-.
La pregunta es ¿Por qué las capacidades de Liliana no se consolidaron artísticamente?
Y la respuesta es, porque la literatura dijo que Liliana era otra personalidad de Sofía y el teatro dijo que Liliana era Edwin, mejor dicho, que ella no existía.
Pero Liliana ahora de 43 años vuelve a ser niña escuchando a los cuenteros que le narran historias, anécdotas, recuerdos o fantasías y la hacen reír, llorar y soñar mientras siente una especie de nostalgia y unas ganas de llorar que no comprende.
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